sábado, 2 de mayo de 2009

GUY DEBORD LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO


Y sin duda nuestra época prefiere la imagen a la cosa. La copia al original, la representación a la realidad. La apariencia al ser. (Feuerbach)

Las condiciones modernas de producción se anuncian como una acumulación de espectáculos. Lo vivido se aleja así de la representación.
El espectáculo es una relación social entre personas mediatizadas por imágenes. Es una Weltanschauung.El centro del irrealismo de la sociedad real es el espectáculo y ocupa hoy en día la parte principal del tiempo vivido fuera de la producción.

El concepto espectáculo unifica y explica gran diversidad de fenómenos que exigen una aceptación pasiva. Es como el sol que no se pone nunca, sobre el Imperio de la pasividad. Un no llegar a nada que no sea a sí mismo, un adorno indispensable para los objetos producidos, para la gente sometida por la economía.Existe una degradación del ser en tener, del tener en parecer, continuando también la ilusión religiosa pero sobre base terrena: un engañoso paraíso. Como el guardián de un sueño, el espectáculo es la pesadilla de la sociedad encadenada que, finalmente, no expresa más que el deseo de dormir.Con la separacion generalizada del trabajador y de su producto se pierde todo punto de vista unitario sobre la actividad realizada, toda comunicación personal directa con los productores y se da una proletarización del mundo. El ocio no está tampoco liberado de la actividad productiva, depende de ella, no puede haber libertad fuera de la actividad.
El automóvil y la televisión permiten forzar este aislamiento, la alienación del espectador en beneficio del objeto contemplado. Cuanto más se contempla menos se vive, cuanto más se reconoce uno en las imágenes dominantes, menos se comprende la propia existencia y el propio deseo. Es una fabricación concreta de la alienación.

La mercancía es espectáculo, hay un fetichismo en ella, una gran abundancia, que ha logrado ocupar toda la vida social, el consumo de la mercancia para las masas se convierte en un deber suplementario a la producción alienada. Es la otra cara del dinero: el dinero que se contempla.La mercancía pretende imponerse en todas partes y en las ciudades la mercancía vedette es el automóvil, que exige una circulación perfecta que destruye las viejas ciudades, el espectáculo de la ciudad exige a su vez barrios-museos, etc.

El hábitat espectacular se basa en seudodesplazamientos colectivos de vacaciones, en el abono al consumo cultural, en la venta de la sociabilidad con personalidades, en la venta de conversaciones apasionantes, hay además una expropiación del tiempo libre en los hipermercados gigantescos o en los centros comerciales.La consecuencia no es sino un aglomerado de soledades sin ilusiones.

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