miércoles, 9 de junio de 2010

N E O A N A R Q U I S M O.


El anarquismo, dado por muerto y enterrado, reaparece bajo nuevas formas y expresiones y goza de buena salud en los movimientos sociales que brotan por doquier en el desorden global, cada vez más destructivo. La autoorganización y la oposición a cualquier forma de Estado sigue siendo válidad. El lema es que se vayan todos. Sigue habiendo intelectuales de la vieja izquierda que se encaraman al podio en arengas mediáticas pero hay muchos otros que van hacia formas autogestionadas, como se vio en el Foro Social de Porto Alegre. Hay tesis autonomistas cercanas al anarquismo,herederas directas de mayo del 68, con una amplia difusión.

En España apenas hay anarquistas organizados. CGT, 100.000 afiliados de la vieja guardia. Lo que hay es un flujo mundial anarquista de movimientos muy dispares de los okupas a los pequeteros y a los movimientos autónomos, en diversos países del mundo y todos tienen en común un ideal de autoemancipación, de no delegar el poder a intermediarios políticos profesionales que no les representan.

Según Castells el marxismo fue la ideología del XX y el anarquismo lo será del siglo XXI.

La fuerza de la ideología depende del contexto histórico. El mito es atemporal. El anarquismo pudo adelantarse a su tiempo. Fue dominante durante la Primera Internacional, fue reprimido desde el capitalismo y desde el comunismo, cuando el Estado-Nación era el centro y no pudo luchar contra un enemigo tan poderoso. Hubo un anarquismo clásico en Stirner, en Proudhon, en Bakunin y Kropotkin, que prendió en las masas y dio lugar a revoluciones campesinas, a movimientos sociales urbanos, a revoluciones sociales y al sindicalismo. Los totalitarismos con sus máquinas de guerra se armaron contra esta idea y la destruyeron con saña. Pero medio siglo después el comunismo aún no había sido capaz de digerir lo que Marx había pretendido: el desarrollo de las fuerzas productivas.
La revolución tecnológica que surge después no podía asumirse sin una sociedad informada y autónoma en cierta forma del Estado. A su vez, el capitalismo socavó las bases del Estado Nación con la globalización, y los Estados no han sabido reaccionar ante este reto y la sociedad huérfana está intentando sobrevivir atrincherándose cada vez más en lo local.

La gente hoy en día quiere ser individuo independiente de los demás, los jóvenes no tiene ideología, muchos han dejado de creer en los políticos pero eso no quiere decir que no se crea en la posibilidad de hacer otra política. Según Castells existe una compleja relación entre la globalización y los estados y la resistencia surge desde lo individual y lo local, muchas veces a través de la Red. Y con estos materiales se recontruye la ideología anarquista. La tecnología sí puede ser una aliada del anarquismo, en lugar de grandes fábricas y gigantescas burocracias (socialismo), las redes pueden hacer funcionar la economía. Habrá ciudades-estado que harán intercambios unas con otras, a partir de Internet, de satélites y redes informáticas. Lo que estamos viviendo puede ser la disolución de los Estados y la construcción de una organización social autónoma, mediante una red interactiva de comunicación.

Esto suena a utopía, dice Castells, pero es pura ideología. La ideología prefigura el mundo deseado. Con la utopía se sueña pero con la ideología se lucha. Su lema sigue siendo "ni Dios ni Señor" pero frente a él hay nuevos fundamentalismos que argumentan "Dios como único Señor".

FRENTE A UN CAPITALISMO GLOBAL FUERA DE CONTROL, Y MIENTRAS EL SOCIALISMO SE INSTALA EN LA JUBILACIÓN, LA RESISTENCIA SURGE DE LA OPOSICION CONTRADICTORIA ENTRE FUNDAMENTALISMO Y NEOANARQUISMO.



¿Nuevo esnobismo de la izquierda?

La Red mantiene comunicados a hermanos ideológicos pero es a su vez una forma de separación y ha sido potenciada desde el neoliberalismo porque con ella se gana mucho dinero. La maquinaria mediática que alberga es su mayor peligro.

¿Es posible sobrevivir sin estado si no tomamos los medios de producción? El anarquismo actualmente se debate entre una vuelta a la naturaleza y la posibilidad de sobrevivir en la globalización.