jueves, 27 de mayo de 2010

BADIOU SOBRE LA CRISIS ECONÓMICA.


Tal como nos la presentan, la crisis planetaria de las finanzas se asemeja a una de esas malas películas cocinadas en esa fábrica de éxitos preformados que hoy en día se llama "cine". Nada falta en ella, ni siquiera esos sobresaltos que nos aterrorizan: imposible impedir el viernes negro, todo se derrumba, todo se va a derrumbar... Frente a esta imagen cinematográfica de la crisis, Badiou ofrece dos conclusiones. La primera tiene que ver con la diferencia, que cobró un cierto auge con esta crisis, entre una economía real y una economía irreal y especulativa.

Badiou no ve realmente diferencia entre ambas. Propone una solución para elaborar una política diferente: esa política se encuentra sin duda y se encontrará durante mucho tiempo a mucha distancia del poder del Estado, pero poco importa. Comienza a ras de lo real, mediante la alianza práctica de las gentes disponibles para inventarla: los proletarios recién llegados de Africa o cualquier otro lugar y los intelectuales herederos de las batallas políticas de los últimos decenios.Se ampliará la función de lo que sepa hacer cada uno, punto a punto. No se mantendrá ningún tipo de relación orgánica con los partidos existentes ni con el sistema, electoral o institucional, que les da vida. Se inventará la nueva disciplina de los que no tienen nada, su capacidad política, una nueva idea de lo que será su victoria.



Badiou presenta una política totalmente desconectada de las realidades actuales de la crisis. No tiene opinión alguna sobre la intervención gubernamental. La indiferencia está fundamentada teóricamente sobre la indiferencia frente a todas las modalidades de capitalismo. Lo malo es que la indiferencia teórica tiene consecuencias prácticas. Se alía con los elementos con menos posibilidad de tener una acción efectiva sobre lo real, el resultado práctico es la impotencia.

La alianza histórica que Badiou preconiza parece ser lo mismo que Marx tanto trató de forjar en su producción teórica y en su actividad práctica: proletariado e intelectuales radicales unidos. (y que siempre fracasó)

I AM WHAT I AM (TWO)

Occidente lanza por todas partes, como su caballo de Troya favorito, esa pesada antinomia entre el YO y el mundo, el individuo y el grupo, entre ataduras y libertad...
La libertad de desarraigarse ha sido siempre el fantasma de la libertad. "I am what I am" es una campaña militar, un grito de guerra dirigido contra todo lo que hay entre los seres, contra todo lo que les liga de forma invisible, todo aquello que obstaculiza la perfecta desolación, todo lo que hace que existamos y que el mundo tenga, en todas partes, un aspecto de autopista, de parque de atracciones o de ciudad nueva: tedio puro, sin pasión y bien ordenado, espacio vacío, helado, por el que ya sólo transitan cuerpos matriculados, moléculas automóviles y mercancías ideales.

Francia es la patria de los ansiolíticos. El paraíso de los antidepresivos. La meca de la neurosis. La enfermedad, el cansancio, la depresión, síntomas individuales. Trabajar por el mantenimiento del orden existente. Ajustarme docilmente a unas normas frágiles, modernizar mis muletas.
"Hay que saber cambiar."


Todo lo que conspira para normalizarnos conspira para amputarnos.
El YO no es lo que está en crisis en nosotros, sino la forma en la que se intenta imprimirnos. Se pretende convertirnos en yoes bien delimitados, bien separados, clasificables, controlables, cuando somos criaturas entre las criaturas, singularidades, carne viva tejiendo la carne del mundo. La inteligencia no es saber adaptarse. La inadaptación y el cansancio son problemas para quien quiere someternos. Nuestra inadaptación hace emerger un paisaje mucho más destartalado pero susceptible de compartirse.
Porque no estamos deprimidos. Estamos en huelga. La depresión es un adios, un paso, hay que medicar a los demasiado vivos. Detectar desde los tres años cualquier trastorno de comportamiento.
LA HIPOTESIS DEL YO SE FISURA POR DOQUIER.

I AM WHAT I AM

"I am what I am" es la última ofrenda del marketing al mundo, la última etapa de la evolución publicitaria: ser diferente, ser uno mismo, beber Pepsi.

Soy lo que soy. Mi cuerpo me pertenece. Yo soy Yo, tú eres tú y la cosa va mal.
Personalizacion de masa. Individualización de todas las condiciones: de vida, de trabajo, de desdicha. Esquizofrenia difusa. Depresión servil. Atomización en finas partículas paranoicas. Histerización del contacto. Cuanto más quiero ser YO, mayor es mi sentido de vacío. Cuanto más me expreso, más me agoto. .. Yo tengo, tú tienes, nosotros tenemos nuestro YO como una taquilla fastidiosa... Nos asumimos hasta la ruina.
Mientras tanto,YO controlo. La búsqueda de mí mismo, mi blog, mi piso, las últimas tonterías de moda, las historias de pareja, de ligues. ¡cuántas prótesis se necesitan para ostentar un YO!
...MULETAS EXISTENCIALES. El minusválido es el modelo de la ciudadanía que viene. Se reivindica el subsidio universal para él.
La conminación a ser alguien, a ser fuerte, todo parece adquirir un aspecto terapeútico. La sociabilidad hecha de mil pequeños nichos, de refugios, en los que uno está al calor. Uno está sordamente ocupado tiritando junto a los demás. Una gigantesca reserva de lágrimas siempre a punto de desbordarse.
I AM WHAT I AM.
Nunca la dominación había encontrado una consigna menos sospechosa. El mantenimiento del YO en un estado de semirruina permanente, en una semiinsuficiencia crónica, es el secreto mejor guardado del orden de cosas actual. El YO débil, deprimido, autocrítico, virtual, es por esencia ese sujeto infinitamente adaptable que requiere una producción fundada en la innovación, la alteración constante de las normas sociales, la obsolescencia acelerada de las tecnologías. La flexibilidad generalizada, el consumidor más voraz...
¿QUÉ ES LO QUE SOY ENTONCES?
Algo atravesado desde la infancia por flujos de leche, olores, historias, sonidos, canciones infantiles, substancias, gestos, ideas, impresiones, miradas, cantos y comidas. Algo vinculado por doquier a lugares, sufrimientos, antepasados, amigos, amores, acontecimientos, lenguas, recuerdos, a toda clase de cosas que, sin duda alguna, no son YO. Todo lo que me ata al mundo, todos los vínculos que me constituyen, todas las fuerzas que me pueblan, no tejen una identidad, como me incitan a proclamar, sino una existencia singular, común, viva y de la que emerge, en algunos puntos, este ser que dice YO.
ESA TONTA CREENCIA EN LA PERMANENCIA DEL YO, Y DE LA ESCASA ATENCIÓN QUE PRESTAMOS A LO QUE NOS CONSTITUYE.

LA VOLUNTAD O EL ECLIPSE DEL SENTIDO DE LA VIDA.


Schopenhauer era un pensador pesimista que opinaba que la existencia humana carece de sentido y es caótica. La realidad en su conjunto es el producto pasajero de lo que él denomina la Voluntad, una fuerza voraz e implacable, dotada de cierta intencionalidad, que genera lo que existe para mantenerse activa. Al reproducir la realidad, la Voluntad contribuye a reproducirse a sí misma, si bien con ello no tiene absolutamente ningún otro propósito. La dinámica central de la vida no es más que una horrorosa verdad que causa estragos, caos y sufrimiento perpetuo, como si se tratara de una caricatura malévola del Todopoderoso. Nos utiliza para sus propios e inescrutables fines. Existimos en calidad de instrumentos indefensos de la autorreproducción ciega y vana de la Voluntad. Esta nos induce engañosamente a suponer que nuestras vidas tienen realmente sentido,desarrollamos pues un torpe mecanismo de autoengaño, como conciencia, que provoca en nosotros la ilusión de tener fines y valores propios. Toda conciencia por eso es una falsa conciencia.
La Verdad es fea, nos dice Nietsche en La Voluntad de Poder.
Para Freud la Voluntad es el Deseo. La fantasía, la percepción equivocada y la represión de lo Real son elementos constitutivos del yo. ¿Y si la vida tuviera sentido pero fuera preferible que no lo conociéramos? ¿Y si lo real fuese una monstruosidad cuya simple contemplación nos dejara de piedra? ¿Y si la verdad fuese destructora de la existencia humana?
Para Althusser el papel de la ideología socialista es proteger la ilusión salvadora.
Para Freud el ego es un espejismo saludable.
Para Lacan alcanzamos el significado o el sentido a costa de perder el ser.

A partir de Schopenhauer llevamos dentro un peso inerte de sinsentido, como si nos halláramos preñados de monstruos, un infructuoso deseo fundado en la carencia. El deseo eterno cuya satisfacción es frugal, esporádica. Con él comienza el ECLIPSE DEL SENTIDO.

EL SENTIDO DE LA VIDA


En lo que respecta a la riqueza, vivimos en una civilización que niega religiosamente que aquella sea un fin en sí misma, pero que, en la practica, la trata como si lo fuera. Una de las acusaciones más contundentes que se formula contra el capitalismo es la de que nos obliga a invertir la mayor parte de nuestras energías creativas en asuntos que son meramente utilitarios. Los medios de la vida se convierten en su fin. La vida acaba consistiendo en un despliegue de la infraestructua necesaria para vivir. No deja de ser asombroso que, en pleno siglo XXI, la organización material de la vida siga ocupando el lugar preemitente que ya ocupaba en la Edad de Piedra. El capital que podría dedicarse a liberar a hombres y mujeres- al menos, en cierta medida- de las exigencias del trabajo duro se dedica, sin embargo, a la tarea de amasar aún más capital.
Si la cuestión del sentido de la vida parece apremiarnos en una situación como la actual, ello se debe, entre otras cosas, a que todo este proceso de acumulación es, en última instancia, tan vano e inútil como la Voluntad schopenhaueriana. Al gual que la Voluntad, el capital adquiere un impulso propio, su existencia se justifica principalmente por sí misma y utiliza a los individuos como instrumentos de su propia evolución ciega. Comparte asimismo algo de la taimada astucia de la Voluntad, ya que persuade a los hombres y a las mujeres que emplea como instrumentos y herramientas suyos haciéndoles creer que son valiosos, únicos y autónomos. Schopenhauer llamaba "conciencia" a ese engaño, Marx lo denominaba "ideología."
Freud empezó creyendo que el sentido de la vida era el deseo y acabó convencido de que era la muerte. Pero esta afirmación puede tener diferentes significados. Para el propio Freud significaba que todos somos esclavos en última instancia del Tánatos ( o pulsión de muerte). Pero también puede significar que no es probable que una vida que no contenga nada por lo que uno no esté dispuesto a morir resulte muy fructífera. Como también puede querer decir que vivir conscientes de nuestra naturaleza mortal es vivir con realismo, ironía, sinceridad y un aleccionador sentdio de nuestra propia finitud y fragilidad.
Terry Eagleton