jueves, 27 de mayo de 2010

LA VOLUNTAD O EL ECLIPSE DEL SENTIDO DE LA VIDA.


Schopenhauer era un pensador pesimista que opinaba que la existencia humana carece de sentido y es caótica. La realidad en su conjunto es el producto pasajero de lo que él denomina la Voluntad, una fuerza voraz e implacable, dotada de cierta intencionalidad, que genera lo que existe para mantenerse activa. Al reproducir la realidad, la Voluntad contribuye a reproducirse a sí misma, si bien con ello no tiene absolutamente ningún otro propósito. La dinámica central de la vida no es más que una horrorosa verdad que causa estragos, caos y sufrimiento perpetuo, como si se tratara de una caricatura malévola del Todopoderoso. Nos utiliza para sus propios e inescrutables fines. Existimos en calidad de instrumentos indefensos de la autorreproducción ciega y vana de la Voluntad. Esta nos induce engañosamente a suponer que nuestras vidas tienen realmente sentido,desarrollamos pues un torpe mecanismo de autoengaño, como conciencia, que provoca en nosotros la ilusión de tener fines y valores propios. Toda conciencia por eso es una falsa conciencia.
La Verdad es fea, nos dice Nietsche en La Voluntad de Poder.
Para Freud la Voluntad es el Deseo. La fantasía, la percepción equivocada y la represión de lo Real son elementos constitutivos del yo. ¿Y si la vida tuviera sentido pero fuera preferible que no lo conociéramos? ¿Y si lo real fuese una monstruosidad cuya simple contemplación nos dejara de piedra? ¿Y si la verdad fuese destructora de la existencia humana?
Para Althusser el papel de la ideología socialista es proteger la ilusión salvadora.
Para Freud el ego es un espejismo saludable.
Para Lacan alcanzamos el significado o el sentido a costa de perder el ser.

A partir de Schopenhauer llevamos dentro un peso inerte de sinsentido, como si nos halláramos preñados de monstruos, un infructuoso deseo fundado en la carencia. El deseo eterno cuya satisfacción es frugal, esporádica. Con él comienza el ECLIPSE DEL SENTIDO.

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