jueves, 3 de junio de 2010

LAS MUJERES QUE ESCRIBEN ¿SON PELIGROSAS?




Ingeborg Bachmann pensaba que Sylvia Plath era una de esas escritoras "que estaban en el infierno", como ella, y que ambas tenían una gran conciencia como escritoras. Como las mártires, su religión era el arte y su ley el sufrimiento. El sufrimiento y el dolor hacen de nosotras las elegidas, decía. Escribir, ese acto religioso, anota Sylvia Plath en sus diarios, morir es también un arte, lo que anticipa su propio suicidio. Y la escritura no es sino un acto de autodestrucción.
Ingeborg dice que el poeta es un muerto que no puede vivir entre los humanos, es un fuego que consume y te pone en presencia de lo sagrado.

Plath acaba metiendo la cabeza en el horno, Ingeborg provoca un incendio que la abrasa. Dramas sicológicos, emancipaciones fracasadas. De la radiante adolescente americana ganadora de becas, de premios, de pretendientes, a la mujer sufriente y depresiva. De la mujer austríaca que creía que podría alcanzarlo todo, a la mujer despechada y adicta.

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