sábado, 29 de mayo de 2010

ARTE CONCEPTUAL RUSO


Autorretrato doble de Komar & Melamid: En vez de las caras barbudas de Marx y Lenin que adornaban fábricas y colegios, los artistas pintan sus propios bustos con la leyenda de Sots-Art que sustituye a "Gloria al Partido" u otras similares de propaganda política. ¿Hasta dónde llega su ironía?







En la antigua Unión Soviética existió un círculo de artistas conceptualistas que ironizaron sobre las condiciones de unas vidas y una cultura sometidas a las reglas del pensamiento único por haber sido configuradas como una realidad artística e ideológica total. Trabajaron de forma no oficial, incluso marginal ,y en su mundo se movieron también literatos y pensadores.

Recurrieron al absurdo para ridiculizar la oficialidad, recogiendo la tradición de la literatura del absurdo de los años 20 y el suprematismo de Malevich.

Teorizaron sobre la forma de acercarse a la obra de arte: estudiarla teniendo en cuenta lo que hay detrás de los colores y añadiendo frases en el cuadro o junto a él, comentarios que pertenecen siempre a la obra de arte y a su vez la explican.

Ya Malevich persiguió "la supremacía del sentimiento puro del arte" como esfuerzo de fuga frente al control social, buscando en libertad formas puras, imposibles de hallar en la naturaleza. Su Cuadrado Negro ha sido interpretado como "la muerte de la pintura". Pero Stalin le obligó a volver a la pintura figurativa del realismo social.

Los conceptualistas de Moscú recogieron la ideas de Malevich añadiendo comentarios y textos a las obras de arte. Esto sucede desde 1960, medio siglo después de que se iniciase la utopía rusa y tras la muerte de Stalin, en un momento en que el plan artístico total había fracasado y el PCUS, partido único, imponía el pensamiento único y la era del auténtico comunismo, de forma propagandística.

Los rusos conocían a los artistas occidentales del arte conceptual y del arte pop y entre sus precursores mencionaban a Marcel Duchamp, el que lanzó al arte por el camino del desconcierto.

Realizaron acciones colectivas y se divorciaron de los críticos, crearon archivos, promovieron performances, aunque no existía ningun mercado para este tipo de arte en la Unión Soviética ni podían ganarse la vida pintando. Fueron independientes y tolerados pero estaban al margen de las exposiciones oficiales.
Crearon nuevas formas de relación con una sociedad ideoligizada, convirtiendo los eslóganes en arte y reduciéndolos al absurdo. No fueron sin embargo opositores ni disidentes sino que crearon un mundo paralelo al oficial. Utilizaron más bien la ironía para variar y analizar el discurso oficial, pintando por ejemplo los cigarrillos Malévich o un cuadro de la Lenin-CocaCola, lo que ayudó a deconstruir unos símbolos tanto de la ideología comunista como del consumismo. Algunos se declararon romántico-irónicos y dijeron tener vocación por la magia. El trasfondo literario se plasmó en la inclusión de textos y la creaciòn de personajes, falsos artistas y escritores e incluyendo metáforas.

BAJO REGÍMENES DICTATORIALES, BAJO LOS TOTALITARISMOS, LOS ARTISTAS, PARA PODER HABLAR LIBREMENTE DE LO QUE SUCEDÍA, TUVIERON QUE DISFRAZARSE Y PONERSE MÁSCARAS. UTILIZARON EL HUMOR COMO ARMA ARROJADIZA.

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